• Facebook
  • Twitter
  • Gmail

Por: Valerie Hernández

Las ventas de zapatos de vestir, incluidos los tacones y zapatillas, cayeron un 71% en 2020. A medida que el mundo cumple su primer aniversario de trabajar desde casa, ¿las mujeres realmente volverán a tambalearse en una oficina con tacones de aguja? Y, quizás lo más importante, ¿se les pedirá que lo hagan para que las tomen en serio y salgan adelante en sus carreras?

Hablemos un poco de historia

¿Qué pasaría si les dijéramos que los zapatos de tacón fueron

hechos originalmente exclusivamente para hombres? En esta época en la que los tacones de aguja y las plataformas a menudo se asocian con el estilo femenino y la sexualidad femenina, pero durante décadas, los tacones encontraron su lugar en los pies de soldados, aristócratas e incluso miembros de la realeza en diferentes partes del mundo por razones muy específicas.

El origen de los tacones se remonta a la Persia del siglo XV, cuando los soldados los usaban para ayudar a asegurar sus pies en los estribos. Los inmigrantes persas llevaron la tendencia del calzado a Europa, donde los aristócratas masculinos los usaban para parecer más altos y formidables. Y si crees que las suelas rojas son un invento de Christian Louboutin, te tengo malas noticias.

En 1673, el rey Luis XIV introdujo zapatos con tacones rojos y suelas rojas en la corte francesa. Restringió el uso de tales zapatos a su círculo de nobles. La práctica fue adoptada más tarde por la realeza de toda Europa y se puso muy de moda.

Volviendo a la realidad, las ventas de tacones ya venían en descenso desde antes de 2020

El calzado incómodo (tacones de aguja, plataformas, etc) estaba perdiendo popularidad desde antes de la pandemia. Los profesionales millennials y la generación Z revolucionaron la cultura laboral con el término «casual de negocios».

El auge del athleisure, que coincidió con el auge simultáneo del streetwear en la alta costura, ha trastornado por completo nuestra creencia de lo que es o no es «apropiado» o «respetable» en un entorno tradicional como la oficina. Tan es así que a nivel mundial, la demanda de zapatos de diseñador se redujo un 21% en 2020, según Bloomberg News.

¿Volveremos a vestirnos elegantes para el trabajo?

Si bien, no todo el mundo está convencido de que en 2023 seguiremos acurrucados en la sala con Converse y una cola de caballo. Sin embargo, el futuro continua incierto y las opiniones son encontradas. Algunos aseguran que no volverán a usar traje sastre ni tacones, mientras que otros no pueden esperar.

Algunos diseñadores y estilistas se mantienen optimistas al decir que «las mujeres han estado en casa un año, sin sentirse sexys, haciendo malabares con el trabajo y los niños; hay FOMO [acumulado] y no podemos esperar a salir y vestirnos”. La moda ofrece una fantasía que la gente querrá disfrutar después de un período tan estresante.

Pero, ¿los zapatos de tacón son realmente necesarios?

Vestirse para un evento especial es una cosa, pero las mujeres más jóvenes todavía no están dispuestas a sentir dolor en los pies por motivos profesionales o románticos. Recordemos a Sarah Jessica Parker en Sex and the City, paseando en sus LBDs y Manolos altísimos por los baches de la ciudad de Nueva York por una apariencia femenina idealizada. Es muy difícil imaginar a las nuevas generaciones haciendo eso ahora.

Si bien, había normas sobre lo que se esperaba de las mujeres, pero la pandemia está desafiando todo. La moda es solo un reflejo de los ideales de la sociedad, afortunadamente la nueva generación quiere hacer sus propias cosas.

Algunos aseguran que, si los tacones regresan, será como una «tendencia retro, como para las fiestas de disfraces, no todos los días». Sin embargo, otro factor importante es la seguridad y movilidad. El mundo impredecible de hoy ha dejado a las mujeres conscientes de que necesitan defenderse. Recordando la declaración de Alexandra Ocasio-Cortez de que estaba preocupada por el hecho de que usaba tacones altos el día de los disturbios en el Capitolio.

La tendencia va hacia los zapatos que nos permitan movernos: seguir nuestros pasos o huir de las amenazas, ya sean delincuentes o personas en la calle. Las mujeres queremos estar seguras y cómodas. Los tacones altos son una versión de viejos estándares de belleza que no se adaptan a la realidad.

¿Qué sigue para esta industria?

Ahora más que nunca: «el comportamiento del consumidor es difícil de predecir». Puede ser que el regreso de Carrie Bradshaw y compañía a los sistemas de streaming este verano, signifique el regreso de zapatillas de diamantes de Jimmy Choo o no.

El año pasado realmente podría ser el último clavo en el ataúd del negocio de los tacones, que para muchos representa un paradigma cansado en el que las mujeres, literalmente, no podían seguir el ritmo. Las reglas rígidas de la sociedad (como trajes sastres en Wall Street o faldas de lápiz y tacones de aguja en las agencias de talentos de Beverly Hills) parecen desaparecer, y dar más opciones y más libertad de moda. Al parecer vamos dando un paso en la dirección correcta.

Comentarios con Facebook