Escríbeme un mundo y una canción

Había una vez un lugar bordeado por el mar, verde como la esmeralda, con sabor a “stout” y olor a libros viejos. Al caminar por sus calles se escuchaban diferentes melodías: algunas de amor, de fiesta, de despedida y de guerra.

De cuando en cuando, un lamento cruzaba el cielo como si fueran flechas, o balas, disparadas por  el enemigo. Solo en un lugar así una historia podría tener un felices para siempre.

Tal vez la historia sería sobre dos que se quieren mucho y no saben cómo decírselo. O de unos que se aman tanto que todos se dan cuenta y los ven con envidia. ¿Qué tal que sea de otros que, a pesar de su querer, no están juntos porque no quieren, o no pueden?

Escribir o hablar sobre amor, y de amor, nunca es fácil. Tenemos paradigmas que nos vienen desde los cuentos de hadas y que la sociedad se encarga de reafirmar y exigir su cumplimiento; cualquier relación distinta será vista con sospecha. Por eso digo: ¿no sería maravilloso que pudiéramos crear un mundo en que cualquier relación amorosa pudiera existir libre e incondicionalmente?

Imagen de beatebachmann en Pixabay

Lo cierto es que a diario creamos el mundo en que queremos estar. A diario decidimos quiénes formarán parte de nuestra realidad, a quiénes dejaremos ir y a quién amar para siempre jamás. La historia puede suceder en esta gran metrópoli que habitamos, podemos pasar inadvertidos y solo ser el uno con el otro.

Por si lo sospechaban, sí: escribo estas líneas en modo intenso-romántico-decimonónico mientras escucho al bardo irlandés cantar love is bigger than anything in its way. Pienso en mis propias nociones sobre el amor, en las historias que me cuentan y en las que están por escribirse…

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