Por: Daniel Anaya López
“La maldad humana es infinitamente más temible que cualquier monstruo”.
Hasta este momento, es prácticamente imposible que no hayas escuchado sobre la nueva peli de Guillermo del Toro, La forma del agua. Luego de tantos comentarios halagadores y de todos los premios que ha ganado, seguro tienes cierta desconfianza de verla por temor a decepcionarte. Pues no lo tengas. Este filme es una obra de arte en toda la extensión de la palabra.
La premisa principal es el amor entre una chica muda llamada Elisa (Sally Hawkins) y un hombre anfibio (Doug Jones). Y ya desde ahí es interesante: Elisa sólo escucha y permite que sus amigos hablen, se quejen y reflexionen sin ser interrumpidos, como si se tratara de un diálogo interno en el que muestran su verdadera identidad.
A pesar de lo que algunos han dicho, La forma del agua no es simplemente una película de amor, no te vayas con la finta. En este filme te enfrentarás con una crítica a la idea irracional de progreso, al racismo, a la homofobia, a la exclusión a los discapacitados, al machismo, al desarrollo científico desmedido, a cierta idea de virtud del hombre moral…
Al estar ambientada en 1963, en plena Guerra Fría, la producción y diseño de arte de La forma del agua son fascinantes. Entenderás de una vez por todas el conflicto en la Guerra Fría y sin duda alguna relacionarás lo que está pasando hoy día con la mentalidad de Trump… Además, vas a suspirar cuando veas los modelos clásicos de Ford y Cadillac.
En este filme, Guillermo del Toro vierte TODAS sus capacidades como creador; diseño de arte, guion, banda sonora, manejo de cámara, efectos especiales, creación de personajes y, por supuesto, exquisitos toques de terror, están cuidados con una exhaustividad admirable. Es tal la grandeza del director que incluso se da el gusto de coquetear con distintos géneros a lo largo del filme: drama, comedia, ciencia ficción, fantasía, terror, romance, musical (sí, también) y thriller.
El estilo más personal y visceral de Guillermo del Toro queda plasmado en los personajes. Todos tienen un rasgo de la personalidad del director y cada uno de ellos cuenta con su propia búsqueda en la película, lo cual los hace interesantes, entrañables y absolutamente memorables.
Mandatory Credit: Photo by Maria Laura Antonelli/REX/Shutterstock (9035587l)
Guillermo Del Toro
‘The Shape Of Water’ photocall, 74th Venice International Film Festival, Italy – 31 Aug 2017
Otro sello particular de nuestro querido Guillermo es mostrarnos que a quien hay que tenerle miedo no es al monstruo (el hombre anfibio) sino al propio ser humano. Como lo hemos visto en El espinazo del diablo o El laberinto del fauno, no es el fantasma o la criatura fantástica quien comete actos despreciables, sino el capitán o el macho ambicioso. En esta ocasión, el malo está encarnado en el personaje de Strickland (Michael Shannon), un agente gubernamental obsesionado con el orden y con una idea muy particular de pureza moral. Lo vas a odiar, te lo aseguro. Pero lo más importante: llegará el momento en que lo entiendas y te pongas en sus zapatos.
Luego de haber arrasado en el Festival de Venecia y los Critic’s Choice Awards, todos esperamos que La forma del agua también arrase en los premios Oscar y los BAFTA. Aunque, por supuesto, del Toro no necesita premios para seguir haciendo arte. El resultado de su trabajo, imaginación, humildad y dedicación son su propia recompensa. Del Toro respeta al público, sin duda.
¡Pero ahí no para nuestro deleite con Guillermo! Pronto tendremos en nuestro país la tan ansiada exposición En casa con los monstruos, una colección de alrededor de 500 dibujos, maquetas, pinturas, estatuas y cuadros que han surgido del proceso creativo del director en cada una de sus películas, y todo apunta para que podamos disfrutarla este mismo año.
Si ya eres fan de Guillermo, vas a quedar fascinado. Si aún no te sumerges en su fascinante universo, es el mejor momento para hacerlo.
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