Septiembre 2019
Dicen que entre más lean y más se junten con personas inteligentes, las ovejas se vuelven más negras cada día….
Les llaman rar@s, desadaptad@s, cínic@s, excluid@s, introvertid@s y lampiños de lengua.
También ocasionan habladurías entre las tías, cejas levantadas en desaprobación con los primos y narices respingadas dibujando un fuchi entre los abuelos.
Hablemos más claro: son los expulsados del clan. Ellos, bajo su muuuy libre albedrío, decidieron despojarse de los zapatos hechos en serie, y andan descalzos de acuerdo a sus propias creencias, aunque ello amerite una caminata en solitario.
Eligen decir adiós y alejarse en idioma amor de su familia.
Déjame ponerte al tanto, no siempre fueron las ovejas negras, no. Hubo un tiempo que pertenecieron a ella, pese a las costumbres, rituales y reglas (justas o no), propios de cada clan. Pero siempre vivía un cuestionador dentro de ellos:
¿Cómo por qué el tío Zeferino Cayetano define qué pariente es importante y quién no vale nada?
¿Cómo por qué la abuela Tomasa Encarnación hace favoritismos con determinados nietos?
¿De verdad el peso y la apariencia física de los hijos determinan su valor?
!¿Por qué debemos escuchar con fervor a la bisabuela Gertrudis Gumercinda, dar un sermón religioso, cuando todos saben que ella tiene una doble, y hasta una triple moral?!
¿Cómo para qué guardar generación tras generación secretos vergonzosos que hieren a la descendencia y encubren cobardes?
Preguntas que, por el bien y tranquilidad de la familia, muchos deciden no hacerse y otros tantos ignorar; menos la oveja negra en potencia. Simplemente se cansó de esperar respuestas, y terminó observando, callando y sacando sus propias conclusiones.
Cuando en una familia, surge un buscador de respuestas, un cuestionador de costumbres obsoletas y arraigadas, es porque éste encarna el deseo de todo el clan -trascendido o viviente-, para salir de las repeticiones dolorosas, reparar y caminar hacia adelante con los misterios ya develados.
Sin embargo, saben que no serán aceptados completamente y creo que lo disfrutan, disfrutan escandalizar a la hipocresía y a la hipocondría, pues no son de la muchedumbre, complacientes solícitos… y asumen las consecuencias transitorias o permanentes de ello, como su eterna soledad.
Son alérgicos a los descerebrados emocionales y a la incontinencia verbal del tío ebrio en Navidad; son sobrevivientes de alguien(es) que los rompió en el pasado y prefieren su ostracismo porque nadie los conoce realmente, y su vida, ahora, es un verdadero misterio. Ya dejaron de ser el tiro al blanco de la familia, y las heridas les proveyeron perspectiva y sabiduría.
Tú los ubicas muy bien, pueden estar totalmente tatuados, vivir lejos de la familia, no tener hijos (o tenerlos y educarlos completamente distinto a como lo hicieron con ellos); devorar libros como máxima expresión de rebeldía y consuelo, o ser irónicamente el consejero principal de una familia que los ve -ahora-, como pilar de ésta.
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