
El hermano de Juan Guillermo ha sido brutalmente asesinado a manos de fanáticos religiosos coludidos con la policía. Como un efecto dominó, las muertes en la familia de Juan Guillermo suceden una tras otra hasta dejarlo completamente solo a sus diecisiete años de edad, lleno de recuerdos, dolor y, sobre todo, rabia. Juan Guillermo jura venganza.
Esta es la trama principal de la novela El salvaje (Alfaguara, 2016), del escritor, productor y director mexicano Guillermo Arriaga (CDMX, 1958), guionista de la famosísima trilogía Amores perros (2000), 21 gramos (2004) y Babel (2006), dirigidas ni más ni menos que por Alejandro González Iñárritu.
El Salvaje de Guillermo Arriaga
La novela está ambientada a finales de los sesenta en la Ciudad de México. Fuera del Internet y las redes sociales, las cosas no han cambiado mucho desde entonces. Los barrios pobres, la violencia, las drogas, la corrupción y la burocracia conforman el panorama en el que ha de desenvolverse Juan Guillermo para recuperar el dinero ahorrado por su hermano con la venta de pieles de chinchilla y el comercio de narcóticos.
Durante este proceso tortuoso lo acompañará Chelo, un alma libre pero inestable, herida por las consecuencias de su propia pasión en un mundo despiadado. Su amor, su ser, su esencia, no puede describirse de otra forma que con el título preciso de la novela: salvaje. Y esa condición lo liga con el protagonista como si de un imán se tratara. No hay forma de resistirse a los arrebatos pasionales guiados por el instinto.

Este libro es ambicioso. Son 690 páginas brutales, entrañables y sinceras. Además, a la par de la trama principal el autor nos cuenta la historia de Amaruq, un cazador inuit al norte de América que persigue a muerte a Nujuaqtutuc, el lobo más fuerte y poderoso de la región. ¿Qué tienen que ver ambas historias entre sí? ¿Cómo podrían entrelazarse siendo tan distantes en trama y ambientación…? Con la maestría de Guillermo Arriaga, por supuesto. Y es que ambas historias, a pesar de lo distante de su argumento, van de lo mismo: fuerza, supervivencia, instinto… voluntad, y terminan por entrelazarse de manera verosímil.

En esta novela, el autor ha dejado su esencia. Guillermo Arriaga sabe de lo que habla. Creció en la Unidad Modelo, en Iztapalapa, descrita en la novela. Así como su protagonista, él mismo era de los únicos niños del barrio que iba a escuela de paga gracias al enorme esfuerzo de sus padres. En la década de los sesenta había una fuerte represión en la ciudad por grupos ultraconservadores, así como sucede en la narración. Arriaga también es cazador, y dice que sólo caza aquello que se come. Esa mentalidad de cazador está impregnada en sus personajes, en el lenguaje, en el ritmo y en las descripciones.
En una entrevista que le realizó David Marcial para El país, comenta: “Cazar me ha dado una visión del mundo. Yo siento, pienso y actúo como cazador. Me ha enseñado la paradoja y lo extremo que hay en la naturaleza. Somos seres contradictorios, paradójicos y extremos. Cazar significa también paciencia, espera, pasión y un profundo amor por los animales. Puedo estar 15 días de cacería, levantándome a las la 4 mañana con temperaturas extremas. Todo cazador entiende al capitán Ahab. Esta cosa de ir hasta el final, hasta que no acaba. Y por supuesto, toda mi obra, tanto películas como guiones, está vinculada con la cacería. Mis personajes se comportan como cazadores” (entrevista completa dese este enlace).

Finalmente, por si nuestros nervios no estuvieran a flor de piel con la intensidad de la narración, el autor intercala fragmentos poéticos en los que la ortotipografía (el acomodo de palabras y signos ortográficos) remiten a la historia, y si no te habías quebrado con la narración, en estos puntos por lo menos tendrás que detener un tiempo la lectura para asimilarla y dejar que se te pase el nudo en la garganta.
Sin duda, esta novela va a despertar también tus instintos de supervivencia, que ya de por sí están agudizados por vivir en una ciudad como ésta, en un país como éste, en un mundo como éste. Si te hacía falta un empujón para lanzarte con el cuchillo entre los dientes a la batalla a muerte contra la condición humana, no dudes en leerlo.


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