Texto por: Diego Izquierdo
Paulajoubert
Parecía león enjaulado caminando en círculos dentro de su habitación. Abría y cerraba cada uno de los cajones que tenía en su escritorio encontrándose con cartas viejas, recibos de cuentas por pagar y cosas destruidas por el paso del tiempo.
Del escritorio pasó al viejo librero en busca de aquellas ganas de vivir que tenía recién había terminado la universidad.
Lamentablemente encontró solamente libros, deudas, cajetillas y envases de cerveza vacíos. Se encontró con una vieja foto de sus amigos de la preparatoria y la arrumbó dentro de su mochila.
Resignado se sentó y se propuso a escuchar a Deep Purple mientras vaciaba un par de botellas de whisky para buscar en el fondo eso que buscaba, pero que sin éxito lograba encontrar. Entonces encendió un cigarrillo y se preguntó
“¿En qué momento, lugar o mujer dejé mis ganas de vivir? ¿Cuándo las use por última vez?”
Mientras sonaba Speed King sintió de pronto la certidumbre de que realmente nunca había tenido las ganas de vivir y eso lo tranquilizó, no volviendo a preocuparse por ellas otra vez por el resto de sus días.
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