Texto y fotografía by: Ivonne Montes Rosas
Se cuenta que la palabra Mazunte deriva del náhuatl “maxotetia”, que significa “por favor deposita huevos aquí”.
Era diciembre y como todos los años esperaba pasar el año nuevo en familia, suena bizarro pero yo soy una persona muy adaptable, recibí un mensaje de Nancy, hace un par de años que somos amigas todo empezó por el gusto al arte y demás debrayes; me invitaba a Mazunte, y de pronto la idea de ir a la playa era lo único que ocupaba mi cabeza, pero mi presupuesto era poco, fue que comencé la labor del “viaje prestado” así que no dude en viajar a Oaxaca.
Viajamos a Oaxaca y de ahí tomamos una camioneta que nos llevaría a Pochutla, estaba tan emocionada que aunque mi amiga ya me había advertido de las curvas del camino, no pude entenderlo hasta que lo viví y es que viajar una cordillera completa fue maravilloso pero también perturbador, me percate de la tala de arboles, eran cientos si no es que miles de troncos de arboles expuestos en medio de la carretera a la altura de Miahuatlán cuyo nombre significa junto a las flores del maíz , más adelante al subir la carretera de las montañas, las casitas a la orilla de la carretera y las mujeres tejedoras es algo que jamás podría imaginar.
Encontramos amigos que nos brindaron todo, ese viaje jamás lo voy a olvidar; cuando me despedí de Carmen la chica que nos recibió, sentí que me estaba despidiendo de alguien de mi familia, convivir una semana fue suficiente para saber que el amor que sentimos por la naturaleza es tan fuerte que nos unía.
Visitamos todos los paisajes que nos fue posible, aquello no era una reunión de amigos, era una ceremonia con el universo y la tierra, a pesar de que sabíamos que las leyes de la gravedad no podían ser modificadas no nos importo, y a cada paso que dábamos, nos sumergimos en esa necesidad de limpiar el mar, no puedo decir si esa necesidad se me contagió, hacía casi 3 años que no visitaba ninguna playa, pero aquello era místico, todas las noches fueron especiales y absolutamente estrelladas.
Éramos aproximadamente 13 nuevos amigos, la cena del 31 fue mágica, entre pizza y porros y demás algarabías, terminamos en la ya institucionalizada fiesta de Mazunte realizada en playa mermejita, y yo solo tenía un objetivo, ver el amanecer, compré un mezcal, me bebí la mitad de la botella a lo que adjudico no acordarme de algunos hechos, pero el ímpetu de ver el amanecer seguía intacto, entre tanto festejo evidentemente llore, acompañada de dos grandes amigos Alicia y Luis, eran ya las 7 de la mañana, y de pronto una estela de luz que ascendía llamó nuestra atención, pensé que era mi borrachera pero todos la detectamos incluso mi celular y aquel amanecer se convirtió en algo majestuoso.
De regreso a la casa nos percatamos de que la playa no estaba sucia entre los recolectores de PET, latas y demás banda medio preocupada y no tanto, chanclas olvidadas por todas partes, ya se imaginaran.
El agua se ausentó ese 1º de enero, y la basura se hizo presente, no cabía en ningún lado, los campamentos estaban llenos y todo Mazunte vibraba, hay una nevería que ocupa popotes de bambú y eso si que me pareció nuevo, pero aún siguen dando popotes de plástico y unicel en cualquier lugar, la basura sigue siendo un gran problema, nadie sabe qué hacer con ella.
Carmen sacó un gancho completito, popotes, tapas y micro plásticos son el pan de cada día, dicen que en Junio y Julio el agua sube hasta la primer calle y claro como no lo va a hacer si no le dan chance de respirar a la playa, evidentemente las olas arrastran toda la basura que encuentra a su paso, por que en ausencia de contenedores, evidentemente no les da tiempo de recoger la basura, ni siquiera es un propósito, la mayoría de los negocios son de extranjeros, y nadie tiene un contenedor de basura.
La sorpresa más grande fue cuando visitamos Zipolite, cuyo nombre no es muy certero en significado y de lo que encontré es que posiblemente signifique playa de los muertos o de los caracoles; de ahí yo recogí 3 condones, un porta hilo dental y un tacón que lastimosamente tuve que dejar sobre la arena por que era el hogar de unos cangrejitos, algo diferente a Mazunte es que me percate de que por lo menos dos negocios tenían cesto de basura, en ninguna playa que visitamos había contenedores de basura, en Mazunte solo en la avenida principal hay unos pequeñísimos basureros que pasan desapercibidos; aunque la basura pasaba diario, no se daban abasto para recogerla.
Las aguamala no tardaron en salir, pienso que es una especie de anticuerpo del mar, por que aparecieron justo después de la oleada de turistas.
El último día de nuestra semana en la playa visitamos mermejita donde recogí un pedazo de silla pequeña, un botellón negro y muchas tapas.
Pude ver una iguana, típica de los tamales de allá, pero cangrejos vi muy pocos si acaso dos, leí que en Mazunte abundaban los cangrejos azules, endémicos de esa playa y ahora, prácticamente extintos.
Si queremos seguir disfrutando de la vida en general, sería bueno llevar nuestra bolsa negra y tal cual transportar nuestra basura hasta nuestra ciudad, nadie debería habitar la playa por que no sabemos nada de el mar y aún así no paramos de contaminarlo.
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