Por: Daniel Anaya (@danielanaya423)

Pintura: Cry Me a Liver (2014), Marilyn Manson

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Me miro.

Me odio.

Te odio.

Los fluidos taponean las ventosas.

Todo el ego enlamado.

Escuchas la resonancia de miles de años…

Y no.

No eres tu dueño.

Un mecanismo de defensa se activa,

automático.

La supervivencia programada.

El más fuerte.

El más inteligente.

Muertos todos.

Sigue el protocolo de cortejo.

De socialización.

De trato al asesino, al rebelde.

Porque es un ser humano.

Yo no: me niego.

Cobarde.

Sin sentido.

Me llaman.

No soy. Tú tampoco.

No es mi nombre.

Yo no “me llamo”; me niego.

Al nacer. Al morir. Al reptar. Al huir.

La hora está escrita.

No quieres.

Nunca quisiste.

Mírame.

Dispones. Propones. Asumes.

Y sin embargo…

La condición humana.

El animal confundido.

Vuelve al mar, en silencio.

De noche.

Respiro profundo.

Enseño los dientes, aprieto los puños…

Y me niego.

 

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