
Texto por: Samara Saavedra
Ya es septiembre y en Los tacones de Josefa nos sentimos más patrióticos que nunca, tenemos la esperanza de que la pandemia logre que valoremos nuestras raíces y que apoyemos más que nunca a las marcas y productos hechos en México,
Para cumplir con nuestra parte les presentamos Ocotito con quien tenemos la oportunidad de celebrar y limpiar nuestras gargantas para el viva México más fuerte de nuestras vidas y ¿por qué no? impulsar a una marca que lleva a Oaxaca en una botella.
Ocotito, es un mezcal de Agave arroqueño elaborado en Ejutla de crespo, Oaxaca. Su sabor es suave y aromático con notas a humo y leña con toques cítricos.

Para contarnos cada detalle quien mejor que su fundador Rodrigo Romero,
Una de mis tías es de Ejutla de Crespo, Oaxaca, y uno de los parientes de ella es el maestro mezcalero que produce el mezcal Arroqueño que actualmente tenemos a la venta. Mi tía compraba el mezcal a granel y lo vendía entre sus conocidos y gente del pueblo. A mí siempre me gustó ese mezcal y siempre que iba a visitarla, le compraba.
Un día se me ocurrió unir mí gusto por el mezcal con mi carrera como consultor de marca para darle origen a Ocotito.
Mis abuelos eran de Oaxaca, y tengo mucha familia que radica ahí.

Mi abuelo siempre fue mezcalero y le gustaba mucho echarse un «chinguerito» (como él le decía) antes de la comida; creo que de ahí comenzó mi gusto por el mezcal y por toda la
cultura mezcalera en general.
El inicio de Ocotito fue en noviembre del 2015, un día que fui a visitar al productor de mezcal en Ejutla de Crespo, e impulsado por mi sueño decidí comprarle varias garrafas. Mientras iba de regreso a la CDMX, inevitablemente me pasó por la cabeza el pensamiento «¿Y ahora qué voy a hacer con tanto mezcal?». Afortunadamente fue un acierto y todo lo que compré en esa ocasión, lo vendí rapidísimo entre mis amigos y conocidos. Pero el lanzamiento oficial fue el 27 de junio del 2016.

Cuando era chico, tenía como «sueño guajiro» sacar una marca de mezcal que se llamara «Don Carlos», en honor a mi abuelito. Cuando llegó el momento de elegir el nombre para mi marca, y sabiendo lo complicado que es realizar el registro, busqué la forma de rendir tributo de alguna forma, pero poniendo mi personalidad en el nombre.

Me he dado a la tarea de buscar a los productores correctos, quienes ponen mucho cariño detrás de su proceso artesanal, para poder ofrecer un mezcal de gran calidad. También he buscado la forma de dignificar el trabajo de todas las personas involucradas en el proceso de producción, practicando y predicando el comercio justo.
Las personas que se encargan de cultivar los agaves, se encargan de reforestar para mantener un equilibrio y poder seguir obteniendo el suministro, el bagazo que sobra de la fermentación es usado como abono para las siguientes cosechas de agave y buscamos hacer una etiqueta que tenga el menor impacto ambiental posible, por ello evitamos acabados metálicos o plastificados.

El proceso de producción es completamente artesanal; los agaves tienen un tiempo de crecimiento de 5 a 12 años, dependiendo de la variedad de agave y la región en la que se encuentre. A los agaves se les jiman las pencas para dejar únicamente la «piña». Las piñas son llevadas al «palenque» donde son depositadas en un horno cónico al nivel del piso, se cubren con piedras volcánicas al rojo vivo, y se dejan cocer por varios días. Al extraerlas, se parten en pedazos, y se depositan en la tahona, que es un molino rústico de piedra jalado por un caballo. Se extrae el bagazo, se deja fermentar un par de días más en tinas de madera, para finalmente ser destiladas en un alambique de cobre. De esta primera «versión» del mezcal, se realiza una segunda destilación que es la que le da el sabor y calidad característica de nuestros mezcales.

Me gustaría poder exportarlo a otros países, y que puedan conocer al que actualmente está catalogado como el mejor licor para consumo humano, así como toda la cultura y cariño que hay detrás., para compartir con el mundo todo el sabor y legado de Oaxaca en una botella.
Así que ya sabes si eres una persona que valora la calidad y la historia de un mezcal por encima de cualquier moda o incluso del precio, no puedes dejar de probar Ocotito, un cachito de Oaxaca.
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