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Por: Valerie Hernández

Las mujeres siempre se han levantado, unido y protestado. Lo están haciendo hoy y siempre lo harán. Desde la Antigua Grecia hasta la lucha por el sufragio femenino; desde las marchas de mujeres hasta el movimiento #MeToo en redes sociales.

Las mujeres se han levantado para reclamar sus derechos y proteger los derechos de los demás; y con esto han cambiado el mundo que conocemos: permitiendo que las mujeres trabajen y salgan de sus casas, si así lo deciden.

Pusieron un rostro a los acosos sexuales y quitaron el estigma a la cultura de violación. Están obligando a
las personas a reconocer la importancia del control de la natalidad. Han roto barreras y luchado contra la discriminación permitiendo que otras mujeres voten, estudien, tengan un cargo en el gobierno, la ciencia, el deporte y mucho más.

Aquí te contamos la historia sobre la lucha por la igualdad de género.

 

Lo dijo Platón

En su clásico “República”, Platón defendía que las mujeres poseen capacidades iguales a los hombres para gobernar y defender la antigua Grecia. Aunque no todo el mundo estuvo de acuerdo. Cuando las mujeres de la antigua Roma organizaron una protesta masiva por la Ley de Opia, que restringía el acceso de las mujeres al oro y otros bienes, el cónsul romano Marco Porcio Cato se opuso, argumentando que: “¡Tan pronto como las mujeres comiencen a ser tus iguales, se habrán convertido en tus superiores!

Pese a sus temores y alegatos,
la ley fue derogada y fue un logro para las mujeres.

Siguió con la literatura

En “El Libro de la Ciudad de las Damas” (Le Livre de la Cité des Dames), la escritora del siglo XV Christine de Pizan protestó por la misoginia y el papel de la mujer en la Edad Media. Años más tarde, durante la Ilustración, escritores y filósofos como Margaret Cavendish, duquesa de Newcastle-upon-Tyne, y Mary
Wollstonecraft, autora de “Vindicación de los Derechos de la Mujer” (A Vindication
of the Rights of Woman), defendieron vigorosamente una mayor igualdad para las
mujeres e incitaban a las mujeres a luchar por el derecho a una educación.

Educación y Libertad

Abigail Adams, primera dama y esposa del presidente John Adams, consideró específicamente que el acceso a la educación, la propiedad y el voto eran fundamentales para la igualdad de las mujeres. En cartas enviadas a su esposo, Abigail le advirtió: «Si no se presta especial atención y cuidado a las mujeres, estamos decididas a fomentar una rebelión y no nos sujetaremos a ninguna ley en la que no tengamos voz»
La “rebelión” que amenazó, comenzó en el siglo XIX, cuando las mujeres se
unieron a las voces que exigían el fin de la esclavitud.

Primera ola: sufragio femenino

Lentamente, las sufragistas comenzaron a reclamar algunos éxitos: en 1893, Nueva Zelanda se convirtió en el primer estado soberano que otorgó a las mujeres el derecho al voto, seguido de Australia en 1902 y Finlandia en 1906. En una victoria limitada, el Reino Unido otorgó el sufragio a mujeres mayores de 30 años, en 1918.

En 1911, más de un millón de personas en Austria, Dinamarca, Alemania y Suiza se movilizaron por el sufragio femenino y los derechos laborales. Mientras que, en 1917, una gran manifestación liderada por mujeres exigió «¡pan y paz!» en Rusia, y cuatro días después, el zar abdicó.

En los Estados Unidos, en 1920, gracias en gran parte al trabajo de sufragistas
como Susan B. Anthony y Carrie Chapman Catt, se aprobó la 19ª Enmienda. Las
mujeres estadounidenses finalmente se ganaron el derecho al voto.

En el caso de México, la travesía fue muy larga. En 1910 “Las hijas de Cuauhtémoc” demandaron por primera vez la participación política de las mujeres en México; y aunque en 1923 se eligieron por primera vez 3 diputadas al congreso de Yucatán y en 1947 las mujeres ya podían participar en elecciones municipales.
Fue hasta el 17 de octubre de 1953, una vez superado todo el trámite legislativo, que el Presidente Ruiz Cortines promulgó las reformas constitucionales para que las mujeres en México gozaran de la ciudadanía plena; participando por primera vez (luego de 45 años) en elecciones federales en 1955.

Segunda ola: libertad sobre tu cuerpo e  igualdad

La segunda ola llegó con la liberación femenina y activistas como Betty Friedan, Gloria Steinem y Bella Abzug, quienes lucharon en los Estados Unidos por la igualdad legal para las mujeres y la prohibición de la discriminación por motivos de sexo. paga igualitaria en el trabajo, métodos anticonceptivos y por supuesto la
muy debatible y peleada Roe v. Wade, el fallo histórico que garantizó el derecho de la mujer a elegir un aborto.

América Latina no se quedó atrás. En 1960, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal surgen como activistas políticas y líderes de la resistencia contra la dictadura de Trujillo en República Dominicana. El 25 de noviembre de 1960, fueron asesinadas, lo que provocó una protesta pública continua, ayudando a
acelerar el movimiento independentista y, en un año, la dictadura de Trujillo llegó a su fin.

Tercera ola: acoso y violencia sexual

Más recientemente, las feministas han señalado casos de agresión sexual y cultura de violación; para combatir la misoginia y garantizar que las mujeres tengan los mismos derechos.

El 19 de octubre de 2016 se produjo una protesta bajo el lema #NiUnaMenos contra el feminicidio en Argentina, una respuesta a gran escala al asesinato de Lucía Pérez, de 16 años. Se realizaron demostraciones similares en otros países incluidos México, El Salvador, Chile, Brasil, entre otros. ​Aunque en nuestro país
las manifestaciones por este motivo continúan.

 

Otro movimiento: #MeToo ganó nueva prominencia en octubre de 2017, cuando el New York Times publicó una investigación sobre las acusaciones de acoso sexual contra el productor de cine Harvey Weinstein. Muchas mujeres más presentaron acusaciones contra otros hombres poderosos, incluido el presidente Donald Trump
y la lista se siguió hasta países hispanohablantes con el #YoTambién.

Un año después, cientos de miles de personas se unieron a la Marcha de las mujeres en Washington DC, una protesta masiva dirigida contra la nueva administración y la supuesta amenaza que representaba para los derechos reproductivos, civiles y humanos. Sin embargo, esto no se limitó a Washington, ni a un solo año; a lo largo de este tiempo más de 5 millones de personas en ciudades de todo el mundo realizaron manifestaciones simultáneas, proporcionando a las feministas plataformas de alto perfil para defender los derechos plenos de todas las mujeres en todo el mundo. Incluso aquí en México este año, se celebró un paro nacional de mujeres, demostrando que las mujeres son el motor de un país.

A esta tercera ola de movimientos feministas, también se suman las mujeres de la comunidad de Rendille en el condado de Marsabit en Kenia, quienes se encuentran luchando actualmente para proteger sus tierras cuando inversionistas extranjeros llegaron y las reclamaron como propias.

En la India, en cinco estados rurales, los grupos de pares de mujeres están trabajando para acabar con el matrimonio infantil en sus comunidades. Cuando escuchan sobre un matrimonio infantil planeado, reunen a tantos miembros de la comunidad como sea posible y van al hogar a protestar para defender la educación y los derechos de las niñas.

Finalmente, 12 mujeres están presionando por la transición política hacia la
democracia en Siria. Arriesgando sus vidas para decir la verdad como parte de la Junta Asesora de Mujeres Sirias, establecida por las Naciones Unidas; ellas están
luchando para garantizar que las perspectivas y el liderazgo de las mujeres se
tengan en cuenta en el proceso de paz.

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