Por Denisse Valtierra

El contenido de este texto es un tema delicado,  el cual no me atrevía a  tocar por medio de un escrito, un problema  que desearía que no existiera pero que sigue vigente.

Sentía  que no tenía  la calidad moral para abordarlo y que desconocía el sentimiento de quienes han vivido lo peor de él,  temía y temo aún que la intervención de mi sentir pueda resultar irresponsable, pero también estoy cansada de que llegar cada noche a casa sea una victoria y no una garantía.

Hace unos días en redes circulo la noticia de una chica de tan solo 17 años quien  fue violada por  cuatro policías a unos metros de su casa.

Esta noticia causo indignación, miedo, impotencia, enojo y demás sentimientos que aun no logramos siquiera decifrar.

El día 12 de Agosto del Presente año se llevo a cabo una marcha en la CDMX , convocada por mujeres valientes  quienes salieron a exigir justicia, seguridad para ella y para todas. No es la primera marcha impulsada por la misma causa, ha sido una larga lucha en la que lo único que se demanda es protección y seguridad para la mujeres, lastimosamente ninguna  ha sido escuchada.

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by Samara Saavedra

Ellas marcharon por nosotras y sin embargo se toparon con gobernantes preocupados por su mobiliario, hombres haciendo comentarios como “A ti nadie te violaría , pinche vieja” decidiendo e insinuando que  mujeres son  violables y quienes no (una verdadera estupidez),  mujeres comentando “Estas feministas no me representan” por tirar una puerta o pintar las calles sin recordar que alguna vez, de una u otra  forma también han sido víctimas.

Me encontré con una sociedad que juzga esta conducta sin darse cuenta de que es solo un resultado  del  cansancio, el miedo, el enojo  que  genera que siga ocurriendo,  es la consecuencia de la ineficiente seguridad, la impunidad y de una sociedad indiferente.

Nada se logro antes marchando en silencio, pacíficamente y mucho menos suplicando.

Estoy tan enojada y triste.

Solo nos tenemos a nosotras

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by Samara Saavedra

 

Hablando con mis amigas, me di cuenta de que tan cotidiano es vivir con este miedo, nos ponemos un toque de queda; después de cierta hora no salimos, debemos compartir  nuestro viaje o hablarnos por teléfono durante todo el trayecto, esperar el mensaje de la que vive  lejos para saber que está bien y dormir tranquilas.

Tenemos que aguantar miradas, comentarios y que nos toquen  en la calle, agradecer que solo fue eso y no llego a más, llegamos tarde a nuestras clases o trabajos porque es mejor esperar un poco de luz para poder salir de casa, tenemos que darnos tips de cómo usar llaves, la cuchara con la que nos enchinamos la pestaña,  gas pimienta para defendernos si alguna vez nos vemos en peligro, lo normal ya no es hablar de nuestras cosas en común o solo disfrutar  de nuestra compañía en reuniones si no hay un momento en que todas intercambiamos consejos de seguridad  que alguien más nos dio o que leímos en algún lado, evaluamos si es mejor salir a correr al parque para mantenernos saludables o acudir a alguna clase de defensa personal para mantenernos vivas, pensamos dos veces en qué ropa utilizar o como maquillarnos, tal vez no lo parece, pero vivir así no es ser libre, nuestras vidas ya no son normales.

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by Samara Saavedra

En la prepa siendo niñas con 16 años es decir hace mas de 10 años, algunas se topaban con un tipo que las acosaba al salir del metro, unas llegaban enojadas y otras llorando a su clase de las 7:00 am y lo único que podían hacer al respecto era esperarse entre si y caminar juntas a la escuela  y advertir a las demas para que no pasaran por lo mismo, desde entonces nos cuidábamos.

Analizando todo pienso que debemos ser mas unidas,  y esto no quiere decir que debemos ser amigas, se que habremos personas diferentes y que muchas no somos compatibles en ideas, costumbres, formas de pensar o formas de vivir, se que en la cotidianidad de la vida no todas no van a caer bien y hay otras que incluso compartiendo un mismo espacio no vamos siquiera a conocerno,  tal vez tuvimos diferencias y dijimos cosas feas la una de la otra, tomamos la decisión de no volver a hablar con alguien a quien lastimamos o nos lastimó.

Lo que trato de decir es que nada de eso importa cuando se tiene algo en común, algo tan horrible como lo es estar en constante peligro y que no le importe a nadie,  debemos cuidarnos entre nosotras, estar alerta de la chica que camina sola sobre la banqueta de enfrente, de gritar con tanta fuerza si alguien se encuentra en peligro y actuar.

No podemos ser indiferentes con nuestras iguales, porque todas caminamos con el mismo miedo, hay que estar dispuestas a defendernos, por nosotras  y por las que amamos, por que todas viviremos más seguras si sabemos que pertenecemos a un grupo de mujeres que con la misma determinación y fuerza con la que rompen puertas estarían dispuestas a  defendernos  así sean completas  desconocidas,  hay que recordar que Nos tenemos a nosotras.

 

 

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