Por: Mariel Figueroa
Antes no recuerdo haber leído alguna de sus frases en Facebook ni en ningún otro sitio web, antes de él no había en mi vida un libro del que quisiera una partecita cada noche antes de dormir. Cuando conoces el amor y el desamor éstas son las páginas que suplantan al libro sobre princesas que leías cuando niña.
Si tuviese que definirle en dos palabras, éstas serían: Locura y dolor, probablemente también las que pienso al ver una foto de su autor, el escritor colombiano Rafael Chaparro, él parece plasmar la perfecta combinación que se da en un hombre talentoso con algunas copas encima, su pose es tan despreocupada y tranquila… las personas con caos dentro, son aquellas a las que parece que nunca les pasa nada.
Comencé a leer este libro como hago la mayor parte de las cosas que causan conflictos (buenos y malos) en mi vida, bajo la influencia de alguna persona en la que encuentro cierto tipo de magia.
Comenzando por el título y por el contexto en el que ahora me desenvuelvo, Opio en las nubes hace referencia al sentimiento que causan los rayos, con sus luces y sus estruendos, a la sensación de estar drogado, cuando encuentras a alguien que te toma de la mano y te enseña los poemas escritos en el cielo.
El libro gira en torno a un gato parlante llamado Pink Tomate, Sven y Amarilla. Pink nos narra lo que una mascota felina no puede decirte; sus aventuras, las cosas que piensa cuando te ve caminando, rompiéndote por la habitación. Sven es ese hombre que ves pasar por la calle y sabes que fácilmente te rompería el corazón y… en efecto, tú le darías permiso. Amarilla es el alter ego de cualquier mujer que siente amor y dolor, quizá por separado, peor aún, al mismo tiempo.
En su texto lleva una serie de palabras repetidas, llenas de euforia, historias de luces rojas, carreras de caballos, y tragos a todas las horas del día.
Opio en las nubes se convirtió en ese libro que marcó una etapa de mi vida, me recuerda a quien apuesta por ti cuando nadie más lo hace, al gato que tenía y que un día se fue para no volver.
Trato de describir la cantidad de sentimientos que te puede transmitir Chaparro en palabras sobre papel, a través de un personaje a veces humano, a veces gato, a veces escribiendo con un labial rojo nombres en el cielo y a veces “un poco triste, un poco roto, un poco vuelto mierda”.
Podrían decir que este libro es para ponerse triste, pero yo diría que más bien melancólico, y ¿acaso no es la melancolía la felicidad de estar triste? En él he encontrado las ganas de querer a alguien por encima del sofá donde estoy recostada, por encima del techo, casi encima de la nube en forma de monstruo de Maurice Sendak.
Este libro es uno de esos libros que te reviven y te matan.
Hace un año tenía esta frase en la mente mientras veía a esa persona con cierto tipo de magia beber ginebra y escuchaba cantar al trio del bar….
Espero que las personas que lo lean se queden con “y me dieron ganas de ser nube, ganas de estar allá arriba en el cielo azul, con los ojos cerrados, pensando en ti, en tu forma de decir mi nombre…”.
Mañana probablemente esté recordando a alguien más con otro libro, pero siempre quedará opio en las nubes entre él y yo.
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