Texto por: Amparo Bojórquez

«Cancelado»

«Cancelada»

«Canceladísisimo»

«You are cancelled»

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Willy Yu llamada

 

Para cualquiera medianamente involucrado en redes sociales, es probable que  haya escuchado el término «cancelar» en inglés u español, para referirse a un boicot social contra una persona, de parte de quienes los solían apoyar.

Poco tiene que ver la justicia legal en la opinión pública, y sin embargo el dictamen de la sociedad tiene enormes consecuencias en el desenlace.

No es nada nuevo, la muerte social siempre ha existido

En 2001, la actriz Winona Ryder fue encontrada culpable de robar mercancía de una tienda. Aunque la sentencia legal fue cumplida, la sentencia social fue dura y no fue contratada más para papeles protagónicos, una carrera en ascenso interrumpida.

Nos encontramos en 2019, hace unas semanas una conversación del gobernador de Puerto Rico, Ricardo Roselló, se filtró. Términos machistas despectivos como «hijo de puta» y comentarios homofóbicos hacia el cantante Ricky Martin, entre otros fueron expuestos.

Varios artistas se levantaron en manifestaciones secundadas por la población, y el 25 de julio el gobernador presentó su renuncia.

Aunque ambas no puedan ser comparables en magnitud o importancia sociopolítica, sin duda demuestran que entre más importancia tenga o popular sea la persona en cuestión, más viajan las ondas expansivas por cada uno de sus actos y palabras.

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Shinjuku by Daido Moriyama

Sin lugar a dudas, las redes sociales han hecho muchísimo más sencillo el linchamiento mediático. Tras el movimiento #MeToo, el cancelamiento se extendió hacia presuntos culpables de acoso o abuso sexual, y más tarde se ha usado sobretodo para hacia los que infringen en temas sensibles como identidad sexual, raza, religión, igualdad de género, etc.

Los comentarios bajo cualquier posteo en redes pueden verse llenos de odio u apoyo dependiendo del día, y haciendo más fácil que otros se enteren de cualquier polémica.

En 2018 el director de una de las películas de Marvel, James Gunn, fue despedido tras ser descubiertos supuestas bromas acerca de la violación o hace tan sólo unos días cuando se le acusó al rapero Lil Nas X de haber tenido un twitter islamofóbico, volviendo trending topic lil nas x islamophobe.

La opinión pública es implacable e inmediata. Ya sea la baja en un puesto de trabajo, la pérdida de ganancias en negocios particulares y hasta ciberacoso, las personas que han infringido y merecen el cancelamiento sufren siempre alguna consecuencia.

La polémica se crea entre los que piensan que esta es una forma de castigo ejemplar, demostrar la cero tolerancia hacia las actitudes retrógradas que hasta hace poco imperaban y los que se oponen, con el argumento de que no se permite la evolución de la persona de sus acciones «problemáticas» si son juzgados por su pasado y no por su presente.

El debate continuará, con más instancias de personas serán puestas en juicio, y cada vez será más evidente que contrario al pasado, la responsabilidad por presentar una imagen pública intachable crece, y cada persona, en el ojo público o no, deberá pensar dos veces antes de expresarse.

 

 

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